Las consecuencias de poner etiquetas diagnósticas a todo

Sep
1

Las etiquetas diagnósticas pueden ser un peligro cuando comenzamos a usarlas de forma excesiva y exagerada, cuando las personas las utilizan para definirse así mismas y dejan de pensarse.

Llevo unos meses leyendo artículos sobre psicología con nuevas etiquetas diagnósticas que intentan definir a una población en vez de a una persona, una etiqueta que se queda en lo superficial sin ahondar en qué les ocurre, en quiénes son, en por qué les pasa lo que les pasa.

Las etiquetas diagnósticas no tendrían por qué resultar un problema si se usaran en un ambiente clínico pero, internet ofrece a cualquier tipo de lector un conocimiento sobre diferentes trastornos mentales que le llevan a señalar todas las posibles enfermedades que podría tener, por lo que se convierte en una búsqueda de descubrir quién es y qué es lo que le ocurre a través de un listado de aspectos que definen a una población, no a su persona.

Se van creando etiquetas diagnósticas con este fin de diagnosticar cualquier cosa que le pueda ocurrir a una persona, sin detenernos a pensar que este sujeto es mucho más que el síntoma que le provoca sufrimiento, que habrá que ver porqué ha desembocado en dicho síntoma y no en otro, que hay que darle la oportunidad de hablar y hablar para descubrir qué trae en su discurso.

Como esa preciosa cebolla a la que vamos quitándole capas, con suavidad para no romper ninguna y a un ritmo tranquilo, para no ir más rápido de lo que ella misma podría.

Aún así, esta necesidad de etiquetarlo todo, de poner diagnósticos hasta al miedo al color rojo, me lleva a preguntarme dónde queda la subjetividad del sujeto, donde está la posibilidad de ser uno mismo cuando lo único que promueve es que todos se igualen dentro de un nombre que sólo define una capa, no una esencia; que sólo define una forma de sufrir pero no el verdadero sufrimiento que le lleva a nuestra consulta.

Por otra parte, no podemos olvidarnos del estigma que crea en la persona y de cómo puede ajustarse inconscientemente a la descripción que se realiza de una determinada etiqueta. Se obstaculiza así mismo el poder pensar qué es lo que le ocurre y todo queda definido por “tengo depresión o estoy en depresión”; pierda la capacidad de preguntarse porque ha hallado una respuesta que, aunque débil, le vale para definirse.

Hoy me he puesto reflexiva porque considero que es importante que nos detengamos a pensar sobre esto, porque es importante que busquemos nuestro propio pensamiento en lugar de dejarnos llevar por la comodidad de ponerle etiquetas a todo, que permitamos a las personas ser quienes son y como tal, permitamos la existencia de la subjetividad dándole un lugar de sujeto al paciente, sujeto único con un tratamiento único, con una búsqueda de saber sobre él sin quedarnos atrapados en el nombre de una etiqueta que sólo define la manera en la que ha podido crear una formación defensiva.

 

Fuente: http://depsicologia.com

 

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