¿Por qué nos afecta tanto La opinión de los demás, si es sólo eso, la opinión de los demás?
La aceptación de los demás es agradable, pero cometemos un grave error cuando lo elevamos a la categoría de necesario.
Las personas somos seres sociales y tenemos arraigadas tendencias hacia la pertenencia de grupo. Además arrastramos arcaicos recuerdos en los que el ostracismo y el rechazo del grupo suponía la muerte.
La mente de las personas también tiene otra tendencia que es la de tratar de anticipar lo que va a ocurrir para estar preparado para actuar lo mejor posible.
Estas dos características de los seres humanos hacen que sea necesario prestarle atención a las opiniones de los demás sobre uno mismo, para lograr la aceptación y pertenencia a un grupo y para tratar de actuar de forma eficaz en las situaciones sociales.
Pero una cosa es este interés natural y práctico por funcionar eficazmente y otro es llegar a sentirse mal por los propios pensamientos sobre las opiniones de los demás, llegar a evitar situaciones por sentirse inseguro o con miedos, o condicionar de alguna manera las propias elecciones para lograr el beneplácito ajeno.
Cuando una persona se siente mal ante los demás, es porque tiene algunos conceptos erróneos sobre la influencia de los demás en la vida de uno.
Los errores más comunes son los siguientes:
- Lo que piensen los demás de tí no es asunto de tu incumbencia. Así de simple, no es asunto tuyo la opinión que tienen de ti, igual que no es su problema lo que tu pienses de ellos. Lo que tu pienses de ellos, es tu película, y lo que ellos piensen de ti es la suya, son asuntos distintos.
- Lo que piensen los demás de tí en realidad no te afecta para nada, si les caes genial y te idolatran, ni te enterarás nunca, ni te pagará la factura de la luz, y lo mismo si les caes fatal, ni lo sabrás, ni es importante, ni lo necesitas, ni te afecta si tu no quieres, ni se te va a mover un pelo del cuerpo.
- Lo que piensa la gente de tí, en realidad habla más de si mismos que de tí. La gente piensa que puede conocer tanto a los demás como para poder opinar de sus vidas, pero en realidad conoce muy poco o nada de la vida del que habla, por eso de lo que habla es de lo que imagina, y lo que uno imagina solo habla de sí mismo, de las cosas que se le ocurren, de lo que ve bien y mal, de lo que ve importante o poco importante, es decir de sus cosas. Por ejemplo una persona que piensa que si a los 30 años no trabajas es porque eres un vago y un aprovechado, está hablando de que para esa persona la vagancia es un tema muy importante, que se fija mucho en el, que juzga a la gente y valora a la gente en función de la cantidad de trabajo duro que hace. Todo esto solo tiene relación con su educación, con lo que su padre le inculcó, con lo que cree. Si te lo dice a la cara, te está diciendo que es una persona agresiva, que cree que tiene derecho a organizar y juzgar la vida de los demás, que no sabe respetar a los demás, es decir que es algo “mal educada”, que no se sabe expresar mejor, pues igual piensa que te está haciendo un favor portándose así pues cree que a la gente hay que decirle cosas desagradables para que se entere, que es criticona, etc.
- La realidad es que nunca jamás caeremos bien a todo el mundo, es algo imposible. Ni Jesucristo lo consiguió y es el ejemplo de la persona más “buena” del mundo. Aproximadamente gustas al 33% de la gente que te conoce, caes mal al otro 33% y el restante 33% no sabe, no contesta, es decir no tiene opinión de ti, ni se ha enterado mucho de que existes. A Jesucristo el 33% le adoraban mucho, pero lo mató el otro 33%, si él no lo consiguió los demás creo que lo tenemos un poco difícil. Además a ti también te pasa lo mismo, de la gente que conoces alguna te cae bien, otros mal y otros ni te has enterado, ni te acuerdas. Es estupenda la variedad.
- La verdad es que si todo el mundo te adorara y persiguiera, tu vida sería un infierno, así que está mejor así, que te quieran mucho unos poquitos, normal el resto, y que otros muchos pasen de ti, es en realidad la paz.
- El asunto es que que todo el mundo te quiera, te adore y a todos les caigas genial, sería maravilloso, pero no necesario. Estaría bien quizás pero no lo necesitas para nada. La palabra necesitar, no es la adecuada. Es importante que te quiera un puñado de personas, seres cercanos, algún amigo, compañeros, vecinos y poco más. No necesitas para nada en realidad la adoración de casi nadie. Desconecta de este asunto, no da para más, no tiene mayor importancia ni sentido en tu vida.
- Nadie puede dañarte si tu no te dejas, igual que nadie puede ayudarte si tu no te dejas. Si te critican o insultan o te agreden verbalmente, en realidad eres tú el que decide si eso te va a hacer daño o no. Puedes decir “que horror” y sentirte dolido, “no deberían ser así, decir eso, hablar asi..” o puedes decir “que pobre…que cortito, que pena, que se creerá…” y quedarte como estabas sabiendo que en ese episodio no se habla de ti en realidad sino del otro y sus formas de comunicarse. Tendrá la importancia que tú le des. En realidad el daño te lo haces tu solo. Nadie puede hacerte daño, eres mucho más invulnerable de lo que piensas.
Fuente http://www.psicologosclinicos.com
Gabinete Psicológico METIS